miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mente de Roca y Corazón de Miel: Conflicto de terminos es conflicto moral.

Mente de Roca y Corazón de Miel: Conflicto de terminos es conflicto moral.

Conflicto de terminos es conflicto moral.


En los conflictos políticos del mundo moderno, cuando una de las partes litigantes carece de valores democráticos, es común escuchar términos eufemísticos que desdibujan la realidad de un dilema determinado. En nuestro continente latinoamericano, siempre hemos tenido un caudillo de turno sea de derecha o de izquierda que nunca deja que la mesa tenga sus cuatro patas parejas. Los caudillos de derecha batallan contra el comunismo de forma tan extrema que llegan a violar con facilidad los derechos humanos en muchos de sus artículos y el ejercicio de la fuerza conduce a la militarización de las altas esferas del gobierno.



Los caudillos de izquierda, históricamente culpan a los Estados Unidos de sus propios fracasos y mienten pública y deliberadamente acusando al gobierno de la Casa Blanca, de ser terrorista o de iniciar guerras terroristas alrededor del mundo.


El caso que pretendo comentar, es en la actualidad una pésima copia de lo que antaño fuera el aguerrido y ofensivo gobernante cubano Fidel Castro. Me refiero al populista Hugo Chávez quien en los últimos años ha hecho énfasis en decir que el verdadero terrorista es el imperialismo yanqui. Apoyándose para esto en la guerra que se inició en el Medio Oriente después del suceso de las torres gemelas y la que ha sido encabezada por Estados Unidos hasta nuestros días.


Esta habilidad argumentativa (no creada por Chávez evidentemente) es el típico caso del razonamiento inductivo a la tergiversación con la prosecución de un final retorcido moralmente y que lamentablemente tiene un gran atractivo en un número determinado de personas sea de la clase que sea.


Todos los seres humanos, la mayoría sin saberlo, hacemos elementales análisis filosóficos acerca de actos que requieren de nuestra evaluación pero no todas las mentes analizan con profundidad sobre el origen de tales actos.


Toda acción violenta tiene directa o indirectamente consecuencias terroristas en el cuerpo humano y además en la mente de los que logran sobrevivir. Una declaración de guerra de un estado hacia otro, a pesar de ser una decisión de repulsa mundial, es básicamente el enfrentamiento de un ejército contra otro y en el que se prevé el uso de armas convencionales entre ambos.


El terrorismo, es el atentado violento e indiscriminado contra la vida de personas inocentes y en la mayoría de los casos civiles. En las últimas guerras en el Medio Oriente; primero Afganistán y luego Irak, murieron un gran número de civiles a causa de los constantes bombardeos de los aliados pero que de hecho no fueron estos civiles el objetivo de ataque de los aliados encabezados por Estados Unidos. Fueron por lo tanto (aunque no lo justifica) consecuencias de terror de un acto de guerra declarada y previamente propuesta a negociación.


La esencia del terrorismo radica en arrancarle la vida a un número cada vez mayor de personas inocentes y ya no en el campo de batalla, sino en las propias ciudades donde se mueven a diario y de forma sorpresiva y solapada que es en sí el método que provoca el estado de terror y desesperación en una sociedad.


Si Hugo Chávez, basándose en estas guerras, afirma que Estados Unidos tiene un gobierno terrorista, ¿Cómo se puede entender que su conducta beligerante en la actualidad contra su vecina Colombia, no sea considerada por él y sus seguidores como acto de terror?


Todo emplazamiento militar de un país contra otro, es triste y atenta contra el derecho a la vida de los seres humanos pero los actos terroristas que provocan estas guerras, son aún más tristes porque atentan contra la paz mundial.

sábado, 10 de octubre de 2009

DIEZ CENTAVOS

¡Fidelito! Mi buen amigo Fidelito. No porque lo llame en diminutivo piensen que se trata de un niño o una persona de baja estatura. Es por el contrario un hombre quizás de un metro y ochenta centímetros de alto, unos cincuenta años de edad, extremadamente delgado y siempre con una sonrisa en los labios tan amena que espanta cualquier tristeza a su alrededor. Es de aquellos cubanos que saben tornar en jocosidad los momentos más caóticos por los que ha pasado el pueblo cubano en los últimos cincuenta años. Créanme que cualquier relación que les recuerde al otro tristemente célebre Fidel, es pura coincidencia. Creo que es por eso que se hace llamar en diminutivo para borrar un poco la identidad de su nombre con el de nuestro viejo adversario.

Su pelo gris guarda el recuerdo de la represión y persecución a los católicos de los primeros años del triunfo de la Revolución cubana. A pesar de todo, su fe nunca flaqueó. De alguna manera, los hechos más relevantes de la dictadura marcaron la vida de Fidelito y la de miles de cubanos por las vicisitudes que afrontamos y por los difíciles problemas que tuvimos que resolver para lograr sobrevivir en el calvario castrista que aún persiste.
Ya había llegado al máximo la crisis económica de los primeros años de la década de los noventa y el dictador decide crear las tiendas por divisas y derogar la ley que prohibía la tenencia ilícita de dólares por parte de los ciudadanos de a pie. Las tiendas recién creadas se llenaban de mercancías nunca antes vista en el mercado y las personas salieron a las calles con el dinero de las remesas provenientes de los familiares residentes en Estados Unidos a aliviar un poco la situación de las necesidades básicas del hogar.

La calle Maceo; una de las arterias principales de la ciudad natal de Fidelito, era un hormiguero de gente yendo y viniendo de un extremo a otro y entrando y saliendo de las primeras tiendas que surgieron en ese entonces. Fidelito se abría paso entre la multitud al tiempo que contaba en la palma de la mano hasta el último centavo en divisa para comprar, entre otras pocas cosas, unos jabones de baño y así librarse del repugnante olor de los jabones caseros que compraba en el mercado negro pero que a la larga, resolvían el problema aunque dejaran un poco de picazón en la piel.

Finalmente a media mañana de ese día del mes de julio, Fidelito entró en la tienda “El Encanto” para hacer su compra. En el departamento de cosméticos y perfumería se detiene, alarga la vista hacia el final de la fila y un conteo rápido le dice que hay más de treinta personas esperando con cara de guardianes impenetrables a que les toque su turno. Mira el reloj en su muñeca, se mete la mano en el bolsillo del pantalón apretando el dinero y por fin de un arranque, se decide hacer fila al final. Después de escudriñar con la mirada la cantidad de jabones que estaban a la venta para ver si alcanzaría cuando llegara su turno, su mirada se posó sobre la anciana a la que le había preguntado unos minutos antes si era la última en la fila. No había reparado en detalle el aspecto de aquella mujer. Era baja y de unos setenta años, de cara muy arrugada que reflejaba una amargura perniciosa, de pelo corto canoso y con vetas amarillentas, su ropa muy raída y sin lavar despedía un olor desagradable y los zapatos eran de tela y con agujeros por donde se asomaban los dedos pequeños de los dos pies.

-¡Pobre señora! –Pensó Fidelito- ¿Será posible que esta dictadura no se conduela de la situación por la que están pasando estos ancianos pobres que no tienen ni para bañarse? Tal vez ni familia tenga la infeliz mujer. ¿Cómo habrá conseguido algo de divisa para estar aquí?

Un sin número de preguntas sin respuestas se hacía Fidelito ante la estampa de la hambruna que tenía delante y la misericordia cristiana que lo caracterizaba, lo movió a hacerse la responsabilidad de ayudarla comprándole algún regalo.

Al cabo de media hora de espera y avance lento, por fin le tocó a la señora su turno. Con movimientos propios de la edad, saca de su sostén un pedazo de tela blanca embrollada y la pone encima del mostrador de cristal. La vendedora; una muchacha joven, elegante y bella, la observa en silencio con la mayor calma del mundo. Desenvuelve el paquete y comienza a contar un puñado de monedas de diferentes valoraciones. Al terminar la cuenta, lo empuja hacia adelante, levanta la vista y le dice a la joven:

-Quiero dos jabones, uno de baño y otro de lavar por favor.

-Permítame abuela. Le dice cariñosamente la muchacha y empieza a recontar el dinero.

Unos segundos después, levanta la mirada, le sonríe y exclama:

-Lo siento señora pero sólo le puedo vender un jabón. Su dinero no le alcanza para dos. ¿De acuerdo?

Fidelito, que observaba atentamente lo que estaba sucediendo, vio los cielos abiertos y la oportunidad de saciar su deseo de ofrecer una caridad cristiana y sentirse a bien con Dios en esa mañana. Enseguida intervino en el asunto.

-¿Cuánto le falta a la señora para los dos jabones?-Le pregunta a la muchacha.

-Diez centavos.

El hombre se mete la mano en el bolsillo y mientras busca los diez centavos aprovecha para soltar unos bombazos de los que el gobierno castrista llama diversionismo ideológico.

-Yo no entiendo hasta cuándo vamos a seguir soportando estas cosas en nuestro país y aguantar esta situación como carneros sin protestar y muriéndonos de hambre. Creo que ya esto es demasiado.

La anciana, que lo observa con ojos petrificados, agarra los diez centavos, se los da a la despachadora y se vira hacia Fidelito para exclamar con fuerte voz:

-¡Oiga compañero! Déjeme decirle una cosa. Esta Revolución llegó para quedarse y ha hecho mucho por usted y por todos nosotros para que usted venga de mal agradecido a decir esas cosas en contra de la Revolución. Por eso yo creo-y en eso se dirige a la muchacha que la observaba boquiabierta- que todos los gusanos de este país, el Comandante en jefe tiene que taparles la boca.

La algarabía de aquella mujer fue tanta que las piernas de Fidelito empezaron a temblar. Salió de la fila y como liebre asustada por el lobo, salió por la puerta que no se le veían ni los pies. En el camino de regreso a su casa, toda la caridad cristiana se le esfumó del alma y con el rostro rojo como un hígado y la presión arterial a mil, Fidelito apretó los dientes y murmuró:

-¡Y la maldita vieja se quedó con los diez centavos!

martes, 29 de septiembre de 2009

DISÓN EN EL TEMPLO


En los últimos años de este nuevo siglo he podido ver a través de la televisión, criterios y sucesos tan lamentables acerca de la religión católica, que me obligan por la fe que profeso como laico, a exponer mi punto de vista con marcada tendencia apologética a lo que Cristo fundó a partir de su discípulo Pedro.
Las controversias más agudas por las que se pronuncia la mayoría de las personas hoy en día, son por una modificación en el canon católico referente a la práctica del celibato en el clero la que consideran obsoleta, la aceptación del homosexualismo de los fieles como una actitud no pecaminosa. Incluso, consideran que la Iglesia debería aceptar en los seminarios aquellas personas con tendencias homosexuales que deseen ser sacerdotes. Y por último, no faltan voces que alegan que las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a consagrarse como sacerdotisas, de la misma forma que sucede en otras denominaciones religiosas.
-Celibato Clerical.
Remitámonos primeramente a la Sagrada Escritura como prueba testimonial. En el libro de Mateo 4, 18-22 y Lucas 9, 61-62 y 18, 29-30, se evidencia el fuerte atractivo que despierta en los seguidores de Jesús el llamado para que sean testigos de los hechos en la instauración del Reino de los Cielos y que provoca en ellos el desprendimiento de toda atadura familiar, social o de cualquier índole. Seguir a Cristo y mantener la vocación matrimonial, no sólo limita la entrega total al ministerio sacerdotal sino que se corre el riesgo de dedicar tiempo en los deberes de familia que pudieran ser esenciales en el ejercicio pastoral de una comunidad. Es injustificable buscar como referencia o respaldo de argumentos, los momentos negativos que ha habido en el clero católico a lo largo de la historia de más de veinte siglos, en los que algunos consagrados faltaron a la tradición del celibato. Otros en cambio, de hecho la gran mayoría, han seguido fieles a sus consejos evangélicos hasta la muerte, y en casos excepcionales en la historia de la Iglesia, muchos han brillado con luz propia por su ejemplo de santidad y permanecerán eternamente ante la presencia de Dios.
Hace poco tuve la oportunidad de ver en la televisión a un ilustre sacerdote, que viéndose acorralado por un público de detractores del celibato y sumergidos en otras ignorancias relacionadas con la Iglesia, manifestó que esperaba que en el futuro la Santa Sede permitiera que el celibato fuera opcional. A esta afirmación quisiera decirle al respetable padre que el celibato, desde Pedro, siempre ha sido opcional. Cuando el llamado llega a un hombre, este no siente en su corazón la alternativa de ejercer el sacerdocio y contraer matrimonio con una mujer. Si sucediera lo contrario, entonces el llamado no es de carácter católico. La entrega definitiva a la vida religiosa no es en sí, a la manera de ver de los candidatos, un sacrificio. El sacrificio es la abstinencia del disfrute de ciertos placeres con el propósito de conseguir un bien mayor. En cambio la entrega consagrada a Dios es de hecho, un placer inigualable.
-Homosexualidad de fieles, seminaristas y clérigos.
Volvamos a las palabras de la Sagrada Escritura considerando que esta es la piedra angular o la cimiente de toda la religión cristiana. En el Antiguo Testamento se pone de manifiesto en el libro del Génesis 1, 26-27 y 2, 21-24, que desde el primer momento de la creación del ser humano, Dios los bendijo y les dio el mandato divino que fueran unidos el uno para el otro como una sola carne. La creación divina de carne y hueso en el espíritu, encierra con toda evidencia la creación además, de la intencionalidad instintiva del atractivo del ser masculino hacia el femenino y viceversa, por la finalidad indefectible de la procreación necesaria. Por lo tanto, el atractivo sexual entre dos personas del mismo sexo es fruto del trastorno de las partes apetitivas o concupiscencia y de hecho una conducta inmoral.
Pasando por alto los innumerables ejemplos de condena a la homosexualidad en los libros posteriores al Génesis, me detengo en los ejemplos de las cartas de San Pablo a los romanos y a Timoteo: Rom. 1, 26-28 y 1Tim. 1, 8-11.
El paso de los siglos y el correr del libertinaje moral, no son causa suficiente para que la Iglesia deje de considerar estos actos como pecaminosos. Pecaminosos han sido a través de la historia el robo, el crimen, la droga y otros males y por mucho que proliferen en las calles de las ciudades del mundo, nadie le pide a la Iglesia que los deje de considerar como pecados. Estos últimos males son más repudiables por la sociedad porque afectan a terceras personas de manera directa y enlutan a cientos de familias en el mundo. Pero la moral cristiana define con exactitud lo bueno y lo malo y no deja espacio para lo menos bueno o lo menos malo. Interiorizando las citas bíblicas expuestas anteriormente y leyendo los tratados de moral que rigen la Iglesia, nos damos cuenta que la homosexualidad al igual que la mentira, el robo, etc., entra en el campo de los vicios que dañan la integridad moral de quien la padece, al extremo en muchos casos de despreciar la apariencia masculina o femenina (en el caso de las mujeres) con la que fueron concebidos.
Existen falsos criterios que dicen que no se puede despreciar la homosexualidad sin despreciar también al individuo que la padece, pues no se da el objeto del acto homosexual si no se tiene el sujeto como causa suficiente. Pero a esta opinión ligeramente filosófica pero tan escasa de profundidad teológica, se le opone el amor infinito que Dios siente hacia todos los hombres, muy a pesar del camino torcido por el que estos hayan optado gracias a la libertad que el propio Dios nos dio. Por esta razón, la Iglesia considera moralmente condenable la tendencia a los desordenes sexuales de las potencias inferiores y reza por los individuos que se han hecho presa de ellos. Es cierto que la inclinación homosexual en una persona no desaparece por la abstinencia ni mucho menos nace en ella la atracción sexual hacia el sexo contrario, pero con la abstinencia sí desaparece el acto que crea una mente fundamentalista de esa acción y además se purifica y se respeta el cuerpo que no es otra cosa que templo de Dios. El pecado de pensamiento que proviene del apetito concupiscente, es venial si se compara con el acto en sí. No se puede alegar tampoco que el ser homosexual es una actitud normal de la persona, basándose en la convicción de que esa inclinación viene de nacimiento. De nacimiento son también la demencia en algunos casos y las deformaciones congénitas, mas nadie se atreve a decir que son situaciones normales. La conducta homosexual es tan volitiva como puede serlo también la prostitución. Los actos volitivos buenos y el entendimiento como partes integrantes del alma, son superiores a los apetitos provenientes de los sentidos y por lo tanto pueden definitivamente dominarlos con un intenso ejercicio de la virtud de la fortaleza y el corazón siempre abierto al Espíritu Santo. Para amar a estas personas cristianamente y aceptar su convivencia en la sociedad sin ningún desprecio humano, no es necesario ir más allá de los límites e intentar cambiar lo que no se puede cambiar.
La Iglesia, no es una compañía de comercio que necesita adaptarse paulatinamente a las exigencias de los clientes para ganar espacio en el mercado mundial. Es una institución divina creada por Cristo y sucede todo lo contrario; los hombres deben adaptarse a sus mandatos y tradiciones morales pues de otro modo no estarían siguiéndole los pasos a Jesús.
El seminario o la ordenación sacerdotal no deben tomarse como un refugio por aquellos jóvenes con tendencias homosexuales, que prefieren mantener su inclinación en el anonimato y para ello buscan el ingreso en los seminarios a sabiendas que su debilidad, además de pasar esta tendencia inadvertida debido a la renuncia al matrimonio, puede aflorar en momentos críticos y atentar contra la integridad moral de terceras personas como ha sucedido tristemente en muchas ocasiones. Y para evitar estos desenlaces fatales de un hombre consagrado que ofende a Dios con su conducta, la fe de los homosexuales, sea sólida o endeble, no ha de trascender el presbiterio reservado sólo para aquellos hombres que han sido escogidos por Dios y no por obispos, ni siquiera por sus propias voluntades. Si la fe es sólida, el hombre con preferencias homosexuales no intentará burlar la mirada observadora de los clérigos para llegar a ser uno de ellos a través del seminario, ni se apartará de la Iglesia cuando reciba el injusto desprecio de los fieles, incluso de algunos sacerdotes prejuiciados.
-La mujer y su espacio.
Jesucristo, quien fue engendrado en el vientre de la Virgen María, no pensó en acercarse a alguna mujer para elegirla como su discípula. Todos los escogidos por él fueron hombres y los que después de su ascensión se sumaron a la causa también fueron hombres. Es así como se ha mantenido la tradición del sacerdocio masculino en la historia de la Iglesia. Aún más, antes de su arresto la noche de la última cena, Jesús no se reunió con los doce apóstoles y su madre a la que tanto amaba. Tampoco se dice en ningún pasaje del Nuevo Testamento, que una vez ascendido Jesús al Padre, la madre colaborara con los discípulos antes de su asunción, consagrando el pan y el vino que en definitiva eran el cuerpo y la sangre de su hijo muerto en la cruz.
No se concibe que exista alguna mente estrecha que diga que fue una actitud machista de Cristo o que se le fue el detalle de acordarse de las mujeres. Sin embargo, es claro el apoyo de las mujeres de Jerusalén en toda la vida pública del maestro y es manifiesto el respeto y la consideración que Él siempre demostró hacia ellas, incluso con la pecadora María Magdalena la que salvó de morir apedreada.
Con el paso de los años, la Iglesia, tomando en cuenta la gran importancia de la presencia femenina en la tradición católica desde el N.T., comienza a fundar órdenes religiosas de monjas con todas las características del sacerdocio excepto en la bendición del pan y el vino en el rito eucarístico. Hoy en día, son miles las hermanas en todo el mundo que se entregan con los brazos abiertos a la vida consagrada en servicio a la humanidad o en indefinida clausura conventual. Algunos ejemplos palpables de esta entrega son: Santa Rita, Santa Rosa, Santa Teresa de Jesús y en el pasado siglo la cuasi santa Madre Teresa de Calcuta quien su nobleza, humildad e incansable trabajo por los enfermos, la hicieron merecedora de una santidad tan elevada como la tuvo el sumo pontífice Juan Pablo II que en gloria esté. Estos ejemplos demuestran que no es necesario llegar al sacerdocio para tocar los pies de Dios con la santidad. Las mujeres consagradas han sido a través de la historia, el apoyo insustituible de los clérigos tal como lo fue María de nuestro señor Jesucristo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Mente de Roca y Corazón de Miel: Honduras Sobrevivirá

Mente de Roca y Corazón de Miel: Honduras Sobrevivirá

Honduras Sobrevivirá

El pasado 28 de junio del año en curso, sucedió el golpe de Estado en la hermana nación centroamericana de Honduras. Casi inmediatamente, algunos gobiernos del área condenaron el hecho y tomaron medidas punitivas contra el nuevo gobierno de Roberto Micheletti. Entre ellos: Estados Unidos, Venezuela, Nicaragua, y otros. También condenaron el golpe organizaciones internacionales como la ONU, la OEA y la UE.
A pesar de que la Corte Suprema de ese país declaró que el depuesto presidente había roto el orden constitucional por lo que lo conminaron a abandonar el país o enfrentar la justicia, los gobiernos de muchos países prefirieron alinearse a los rígidos tratados internacionales que en las circunstancias que se nos presentan, defienden más que a la propia democracia, a los intereses de los gobernantes que en algunos casos son proclives a romper el orden democrático tradicional de sus naciones y temen mirarse en el espejo del caso de Honduras.
Contra la repulsa de muchos gobiernos del mundo está la opinión de los más implicados en el problema: el pueblo hondureño. Es ridículo que un gobierno históricamente democrático como Estados Unidos, que siempre ha proclamado en el mundo el derecho a la libertad de elección, ahora presione con sanciones a Honduras para que se restituya en el poder de ese país un (ex)gobernante que tenía claras intensiones precisamente de llevar el país por el camino del chavismo venezolano amparándose en la elección democrática por la que Manuel Zelaya asumió el poder del Estado o lo que hubiera sido peor por el camino del castrismo cubano que tantos dolores de cabeza le ha causado a Estados Unidos desde hace medio siglo.
En situaciones políticas o incluso, en el umbral de conflictos bélicos en diferentes partes del mundo, Estados Unidos siempre ha mantenido una posición prudente y observadora hasta último momento. Esta actitud apresurada y condenatoria de la administración del presidente Obama, desciende del escaño de política de alto nivel y coloca su gobierno del lado del populista Chávez y contario a los intereses del pueblo hondureño que en su mayoría respalda al presidente interino Roberto Micheletti y a la restitución que él ha hecho del orden constitucional en Honduras.
Es cierto que la persecución de un fin noble no puede sucederse de una acción mala porque entraría una contradicción moral donde se dice que el fin cuando está encaminado al bien común, no justifica los medios si estos son perversos. Pero en el caso que nos ocupa, la perversidad de la acción trajo consigo el bienestar y la estabilidad democrática de una nación que peligraban en manos del señor Zelaya.
Si la ética política y la diplomacia de nuestros tiempos no permiten apoyar la toma del poder en ninguna nación por la fuerza, no por ello es necesaria una ruptura diplomática y económica con la nación de que se trate la acción, máxime si se tiene en cuenta que el gobierno de Micheletti no ha dado la más mínima muestra de dictadura y ni siquiera ha tratado de anular las próximas elecciones en ese país.
Tales medidas coercitivas fueron necesarias en el caso por ejemplo de Irak, donde el presidente Hussein quien fue derrocado por los aliados, sí perjudicó gravemente a su pueblo. Pero con respecto a Honduras, la toma del poder en forma violenta por el señor Micheletti y sus aliados, fue para evitar que un mal mayor echara raíces en su patria.
En resumen, la repulsa y condena de Estados Unidos quien siempre fue aliado de Honduras y el rechazo de otros países del hemisferio, solo servirá para fortalecer más en Honduras el sentimiento nacionalista de que con ayuda o sin ella Honduras sobrevivirá y el populista y oportunista de Zelaya al gobierno….NO VOLVERÁ.

viernes, 11 de septiembre de 2009

CONCIERTO QUE DESCONCIERTA



Los artistas, en su mayoría, son propensos a la sencibilidad que al razonamiento analítico. Esta cualidad va más allá cuando creen que las personas que les rodean tienen las mismas caracteristicas.

El cantante popular Juanes y el resto de los artistas que lo acompañarán en el concierto en Cuba el próximo día 20 de septiembre, llevan en su corazón la nobleza de unir con una muestra de amor, lo que ha estado desunido por más de cincuenta años.

Las intenciones son bien nobles para este grupo de expedicionarios pero no cuentan con la opinión de muchos cubanos-americanos que han vivido y sufrido en múltiples ocaciones, los engaños e intereses malsanos del régimen de La Habana. Es hora de ser flexibles, es cierto, pero más flexibilidad se debe esperar del lado donde ha existido mayor rigidez, y en este sentido, la flexibilidad no es perceptible por el solo hecho de permitir un concierto apolítico en la cpital de todos los cubanos.

De hecho, el señor Silvio Rodriguez está muy lejos de ser un personaje apolítico y con él otros más que aunque no son cubanos, en más de una ocasión se han pronunciado como simpatizantes del gobierno de los Castro.

No cuentan tampoco estos artistas, con la consabida manipulación de los medios oficialistas de La Habana los que están bien entrenados para hacer parecer ante el mundo que los participantes al evento, han inclinado la balanza del lado de la Revolución y sus supuestos logros.

Otras veces lo he leido y aqui me solidarizo con esas palabras: Un concierto por la paz donde no hay libertad.

Un concierto de hombres que viven en libertad para un pueblo que carece de ella más bien me huele a burla. Y si la intensión oculta es promover el despertar del pueblo para que se busque su propia libertad, es unapérdida de tiempo. La isita del Papa Juan Pablo II fue un acontecimiento más significativo para el pueblo cubano y el Estado totalitario comunista se las arregló para que la marea no se elevara.

Por último. Qué pena que casi todos o todos fueron amigos de la gran Celia Cruz!; una cubana olvidada y despreciada por el gobierno de Cuba incluso despues de su muerte y ahora ellos le hacen gala a este mismo gobierno hostil. ¿No es acaso una forma de faltarle el respeto a la memoria de la gran Celia?