viernes, 12 de marzo de 2010

¡A LAS CALLES!

Dar la vida por lo que se ama, es una cualidad de magnanimidad que pocas personas poseen como un divino tesoro de sus virtudes. Partiendo de Cristo, quien entregó su vida por la salvación del mundo, hay madres que no dudan en entregarla por la salvación de uno o varios de sus hijos. Y siguiendo este análisis, es loable y meritorio aquellos hombres y mujeres que por voluntad propia, renuncian a ingerir alimentos y líquidos en franca protesta por los abusos y violaciones de derechos humanos de uno, varios o miles de los que considera HERMANOS.
No todos los valientes protestan o denuncian la opresión de la misma forma, pero sí todos los que protestan por la misma causa en huelgas de hambre y sed, son valientes.
El régimen de Fidel y Raúl Castro en Cuba, debido a su intransigencia, su intolerancia y su impiedad, ha llegado como escribiera Félix Varela: al fanatismo. Yo diría más allá; al fundamentalismo ideológico. No se trata de cambiar toda la estructura de gobierno de la noche a la mañana por la exigencia de un solo hombre. Los reclamos de un huelguista disidente cubano no es un chantaje político, es la única arma conque cuenta un pacifista luchador por los derechos civiles en su país. Ni un solo hombre debía morir por una huelga de hambre en ningún país que se haga llamar DEMOCRÁTICO. Y si esto sucede, es porque algo anda mal en ese gobierno y de inmediato hay que remediarlo para evitar otra muerte.
1-¿Quiénes son los culpables de tanta represión, falta de libertad, presos políticos, golpizas, muerte de Pedro Luis Boitel, de Orlando Zapata Tamayo y el peligro de muerte de Guillermo Fariñas?
2-¿Cuál sería la solución?
La primera pregunta, ya no tiene caso responderla porque en lo que es evidente sobran palabras. De todos modos, es bueno recordar que la mala semilla nació en la incipiente cúpula de poder en las montañas de la Sierra Maestra en el Oriente de Cuba, triangulada por Fidel Castro, Raúl Castro y el famoso bandolero Ernesto Guevara. Desde entonces, han sido miles los fusilamientos, arrestos, deportaciones y exiliados que ha sangrado el pueblo de Cuba. Que un gobierno permita la muerte lenta y agonizante de un ser humano que protesta en huelga de hambre y sed es un asesinato que recae sobre los hombros del máximo representante de ese gobierno. El asesinato de Orlando Zapata y la sentencia de muerte sobre Fariñas dada por el propio Raúl Castro, despierta el fantasma de los muertos del remolcador “Trece de Marzo”, quienes fueron asesinados hace varios años con bombas de agua y que el pueblo de Cuba nunca olvidará.
La solución no la puede dar directamente Estados Unidos, porque la intervención militar es inadmisible e innecesaria. Tampoco la puede dar la Unión Europea con sanciones económicas porque estas rebotan en la esfera gobernante y caen sobre el pueblo altamente empobrecido. El embargo de Estados Unidos no ha permitido que el gobierno de la Isla se fortalezca económicamente pero tampoco ha logrado que este ni siquiera se tambalee.
La Iglesia católica con su fuerza moral, ha sido una espina en el costado del sistema comunista de la Isla, pero los Castro han sabido soportar esta espina durante años sin que les impida hacer de las suyas, incluso en más de una ocasión, han intentado enlodar la imagen de la Iglesia y hasta del propio Cristo.
Murió hace años Boitel, murió hace unos días Tamayo y tal vez muera Fariñas dentro de poco y el régimen recrudecerá su rabia contra todo lo que huela a CAMBIO. Por tal motivo, llego a la conclusión de que la única y sabia solución al problema cubano, la tiene el propio pueblo que con seguridad será apoyado de inmediato por los jóvenes de las Fuerzas Armadas. Ese pueblo que medio siglo antes gritó: ¡Viva Fidel!, ahora ya no es el mismo. Muchos han muerto, otros exiliados y miles decepcionados. Esos que ahora golpean a los disidentes en las calles no son el verdadero pueblo que surge espontaneo como el día del maleconazo. Esos son infelices comprados por un poco de comida y un aumento del mísero salario.
Queridos hermanos de mi patria, salven a Fariñas, salven a su patria, salven el prestigio de Cuba en todo el mundo. Las calles, las plazas, los tristes fantasmas de quienes fueron víctimas del castrismo y la Virgen de la Caridad del Cobre, esperan por ustedes. ¡BASTA YA!